El mundo virtual es un lugar fascinante, lleno de promesas, sorpresas y, nos atrevemos a decir, acertijos. Una de las cuestiones que más nos molesta es la de la autenticidad de las relaciones online. En un momento en el que el seudónimo se ha convertido más que nunca en una segunda identidad, cabría preguntarse si esta realidad virtual no obstaculiza el establecimiento de relaciones auténticas. Hoy vamos a echar un vistazo especial a la plataforma de mensajería Kik y cómo difumina las líneas de autenticidad.
La era del seudonimato
Como muchas redes sociales y plataformas de mensajería, Kik ofrece a sus usuarios la opción de elegir un apodo. Este seudónimo, que utilizan para interactuar con otros en la plataforma, puede ser una expresión de su personalidad, sus intereses o simplemente una forma de preservar su anonimato.
Es en este último caso donde el seudónimo suscita dudas. De hecho, si bien le permite protegerse de posibles amenazas en línea, también interrumpe la identificación de la persona detrás de la pantalla. Esto puede llevar a interacciones superficiales, basadas en proyecciones más que en un conocimiento real del otro.
La búsqueda de la autenticidad
Sin embargo, a pesar de la prevalencia del seudónimo, muchos buscan construir relaciones auténticas en línea. Estos usuarios de Kik esperan encontrar personas que compartan los mismos intereses, entablen conversaciones profundas o incluso formen conexiones sólidas que puedan ir más allá de la pantalla.
Lo que buscan es autenticidad, es decir, la capacidad de ser uno mismo y conectar de forma sincera con los demás. Sin embargo, la autenticidad suele asociarse a la transparencia, a la idea de mostrarse tal y como realmente se es. En este contexto, el uso de un seudónimo puede parecer contradictorio.
Pero la autenticidad es mucho más que la identidad real. Puede residir también en la calidad de los intercambios, en la apertura de miras, en la bondad. En este sentido, un seudónimo no constituye necesariamente un obstáculo para la autenticidad.
El seudónimo, una segunda piel
En realidad, el seudónimo en Kik o en otros lugares puede convertirse en una auténtica segunda piel, un avatar que permite a la persona revelarse bajo una luz diferente, dejar expresar aspectos de su personalidad que no se atrevería a mostrar en la vida real.
Así, el seudónimo puede promover relaciones auténticas liberando a los usuarios de sus inhibiciones, permitiéndoles explorar su identidad con mayor libertad. Puede convertirse en un vector de confianza, al crear un espacio seguro donde podamos abrirnos sin temor a ser juzgados.
Conclusión y opinión
ENTONCES, ¿Los seudónimos conducen a relaciones? ¿Auténtico en Kik? La respuesta es compleja. Pueden facilitar y dificultar el establecimiento de relaciones sinceras. Todo depende de cómo se utilicen, de la actitud de los usuarios y del contexto de las interacciones.
Si bien el seudónimo puede parecer distanciarlo a uno de la autenticidad al desdibujar su identidad real, también puede permitirle conectarse a un nivel más profundo, brindando acceso a facetas ocultas de su personalidad. De cualquier manera, nos empuja a redefinir lo que entendemos por «autenticidad».
En conclusión, la clave de la autenticidad online no está en rechazar los seudónimos, sino en la capacidad de establecer relaciones sinceras y respetuosas, independientemente del nombre que se utilice. Porque no es el seudónimo lo que establece la conexión, sino las personas que están detrás.